aunque tú seas de latino y yo de cantautor,
aunque tú odies las cremas y yo las ame, 
aunque tú tengas el pelo rizado y yo liso, 
aunque tú seas de hipo y yo de estornudos,
aunque tú seas sencilla y complicarse sea mi forma de vida, 
a pesar de todo eso...
Cervantes nos une los martes.
Los italianos, el cine, los paseos por el centro, 
las teterías, andar por la calle lento para que no se nos derrame el té para llevar, 
mientras se nos derrama la risa, la felicidad a raudales,
la comprensión en esas mesas de dos que tanto nos gustan, 
la solidaridad en puerta real, las noches surrealistas de maertes jueves y viernes,
los cafés mal pedidos cerca de las aulas, los que pedimos bien cerca de medicina,
los descafeinados con nata y los "descafeinados" que no nos aportan nada, 
los llantos y los billares, las entrevistas por la calle, los audios cantados,
todas las ganas de llorar ahogadas en pasta y chocolate,
los esguinces con crema y ruedas nuevas, las mesas bien puestas,
los vídeos cuando nieva, y por supuesto los libros.
Porque no es casualidad que tengas nombre de ópera. 
Hoy te dedico una entrada que espero que te aguijoneé el alma, 
lleva desde anoche taladrándome desde que te dejé en tu portal, deseando salir de mis dedos. 
C.

 
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