Aquí os dejo algunas cositas que tenía en papel.
¿Qué pasa cuando el mudo va a un ritmo mucho más rápido del que tú quieres?, ¿qué pasa cuando sientes que todo está parado?.
¿Cuándo?, ¿en qué momento me petrifiqué?, ¿en qué momento se agotó mi batería?.
Porque la inactividad quema tanto como el fuego y te puede llevar a la más profunda de las miserias. Con sus garras invisibles, que son las tuyas. Porque tú eres el culpable de estas líneas locas. Tristes. Absurdas.
No hay consuelo para una mente perturbada que no sabe lo que quiere porque lo tiene muy claro. Y es que cuando ves la meta tan clara dejas de ver el camino.
Cuando te cortas las manos que deberían llevar las riendas de tu vida estas perdido. Por creerte el dueño de un camino que no elegiste, fue él el que te llevó a ti por donde quiso, más allá de donde estabas dispuesto a llegar.Y cuando se acabó, cuando llegaste a la señal de callejón sin salida, te encuentras tan perdido como cuando lo emprendiste.
Es más cierto que nunca eso de.... "caminante no hay camino..."
¿En qué momento tirarse sin paracaídas dejó de ser una opción?, ¿en qué momento hay que dejar de tirarse?, ¿en qué momento hay que tirar la toalla y no a uno mismo?
En el momento en que una poesía te aguijonea hasta las entrañas.
En el momento en que llorar no es una opción.
En el momento en que el corazón bombea automáticamente, ya no te pide opinión, simplemente sigue adelante.
Ya está aquí la madurez, aún con tintes desenfadados, con retazos de una juventud que empieza.
Mente turbulenta deseando vomitar, palabras, lágrimas, emociones. Deseando todo, añorando lo que ya no tengo, ansiando lo que está por venir. Aferrándose a cualquier esperanza, a cualquier rayo de luz, a cualquier caricia nueva.
Emociones a flor de piel.

 
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